Yendo a por Diego al colegio, me ha pasado algo que nunca me había pasado. Iba sola, estábamos todos los padres y madres esperando a que salieran nuestros cachorros, y la puerta del colegio estaba cerrada... De repente se pone a sonar por los altavoces la canción de Ella - Bebe. La había oído más veces, pero nunca escuchado... He roto a llorar, sola... Los demás padres me miraban estupefactos mientras yo me tapaba y retapaba con el abrigo y con la capucha, me moría de vergüenza, nadie entendía que estaba pasando, ni yo misma.
Cuando ha acabado la canción, los niños del colegio han hablado, han hecho un discurso con el que ya yo me he perdido entre lagrimas.
Un hombre participa con su familia.
Un hombre respeta la opinión de su familia.
Un hombre, protege a su familia.
Un hombre, quiere a su familia.
Un hombre quiere, no maltrata.
Si un hombre me controla, no me quiere.
Un hombre nunca olvida lo que quiere.
Un hombre, nunca pega a su mujer.
Un hombre, es consciente del daño que hace.
Un hombre quiere, no maltrata.
Si un hombre me controla, no me quiere.
Un hombre, sabe escuchar.
Un hombre, tiene un corazón muy grande.
Un hombre, apoya a su mujer.
Un hombre no tiene que ser rico y fuerte para ser una gran persona.
Un hombre quiere, no maltrata.
Si un hombre me controla, no me quiere.
Un hombre, limpia su casa.
Un hombre, cocina.
Un hombre, se viste como quiere.
Un hombre, llora.
Un hombre, expresa lo que siente.
Un hombre quiere, no maltrata.
Si un hombre me controla, no me quiere.
Una familia se respeta.
Yo tomo mis propias decisiones.
Yo soy libre.
Mi padre es el mejor padre del mundo.
Somos iguales.
El video está aquí, sonaba por los altavoces y yo solo quería irme a mi casa, estaba emocionada, estaba reviviendo cosas que no me gustan, estaba pensando en hace 4 años y medio cuando estaba en ese bucle de infelicidad y terror, en hace 3 años y medio cuando fui a poner la denuncia, en hace 3 años cuando nació Diego, y en hace 2 cuando apareció Néstor. Los pensamientos se me agolpaban en la cabeza, malos, buenos... Y las lágrimas no podían dejar de caerme. A los 5 minutos salió Diego y lo abracé fuerte e hice bomba de humo y me fui. ¿Hormonas? Creo que esto que me ha pasado hoy me hubiese pasado sin necesidad de estar embarazada. Muchos traumas, muchas heridas, muchas cicatrices que tardan en borrarse, pero ¿sabéis qué? Se borran.
Cuando me abrí el blog, mi objetivo era ayudar a mujeres que estuviesen en mi misma situación, y he cumplido mi propósito y espero seguir cumpliéndolo. Son decenas los mensajes que me llegan por post, de todo tipo, pero prima muchas veces el de la mujer maltratada. Les cuento mi historia, y les doy ese halo de esperanza que me hubiese gustado que me dieran a mí en su día, ya que yo corté todo por Diego, pero seguí siendo infeliz hasta que apareció Nestor y me enseño que lo normal no es lo que estaba viviendo, es lo que estaba por llegar.
Se puede ser feliz, sola, acompañada, con hijos, sin hijos... Después de todo eso, de todo lo malo. LOS MEJORES COMIENZOS VIENEN DESPUÉS DE LOS PEORES FINALES.
Y no hay nada más cierto que eso.
Como cada 25 de noviembre, siempre salen los mensaje de gente que dice que también hay hombres maltratados y mujeres maltratadoras. POR SUPUESTO. Es un realidad innegable, pero más realidad es que por cada 60 mujeres asesinadas hay un solo hombre. No nos morimos, nos están matando, y este año está siendo desastroso, horrible... Que en un fin de semana se junten 4 asesinatos a manos de la violencia de género es escalofriante y nos hace pensar en qué va a ser de nuestros hijos y de nuestras hijas.
Y no solo se engloba a la violencia física, la psicológica es casi que peor.
Recuerdo aquellos moratones que aunque llevara pantalón largo me cubría con litros de maquillaje, no quería ni vérmelos yo. O la sangre que me limpiaba con la manga de la camiseta... Pero eso se cura, se quita... Lo que no se va es el recuerdo... Cuando me quitaba el móvil para que no llamara a nadie y me encerraba con llave para que no me fuera, cuando tenía que abrir la ventana del sexto piso en el que vivía para pedir ayuda gritando por ella, y en tal que me oía me empujaba a la cama y cerraba corriendo, cuando me escupía, me insultaba, me amenazaba o lo que era peor, amenazaba a mi familia. Recuerdo el tener marcado en el movil el 016 y el no tener valor para pulsar la tecla verde. Recuerdo como si fuera ayer que pensaba 'lo quiero dejar, pero sé que no tengo valor' por supuesto que tengo valor, por supuesto que todas tenemos valor, solo hay que buscarlo y pedir ayuda, porque NO ESTAMOS SOLAS.
Yo caí en una depresión de la que aún no he salido, pero llegará el día en que lo haga.
También quiero hacer hincapié en algo que a mí me ayudó muchísimo a la hora de sobrellevar esa situación, existen unas organizaciones que se llaman CAVIS, yo iba al de Murcia capital (C/Jabonerías Nº10, 1ºB) en ellas tienes desde orientadoras hasta psicólogas. Estuve yendo meses y meses y cada visita me ayudaba un poco más, solo hay que llamar y pedir cita previa, es gratuito y las mujeres que lo llevan son una maravilla.
Yo tengo fé en que dentro de 20 años, la generación de nuestrxs hijxs, va a ser muy diferente. Veo a la gente más volcada con este tema, más conciencia en educar a los niños a no matar y a las niñas a no ser matadas. Espero no equivocarme, espero ver cómo mi hijo es un hombre ejemplar que no tocará ni a una mosca.
A las mujeres, hombres, que me lean y estén pasando algo así, aquí estoy para hablar, para ayudar, para apoyar. Necesitamos parar esto, y solo hay una manera, y está en nosotrxs.