Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas

viernes, 18 de mayo de 2018

A mi ahijado.









¿Qué es ser madrina? En teoría y para gran parte de la sociedad, el deber de una madrina es acompañar a su ahijado a lo largo de su vida religiosa. Guiarlo en la fe de Dios. Comprometerse a inculcarle los valores bíblicos y la importancia de la iglesia. Estar presente en todos los sacramentos que realice. Ser un modelo a seguir.

¿Qué es para mí ser tu madrina? Para mí ser tu madrina es más complicado, más significativo y más bonito.
Es acompañarte a lo largo de todos los momentos especiales e importantes de tu vida. Es guiarte cuando te pierdas, darte la confianza para que me cuentes si algún día te pasa algo y poder ayudarte sin juzgarte. Es comprometerme a estar a tu lado y enseñarte la importancia de ser buena persona. Es estar presente, aunque nos separe la distancia. Sufrir cuando estás enfermo igual que sufro cuando lo están mis propios hijos. Alegrarme cuando logras algo, tus primeros pasos, tus primeras palabras... Es hacer a través de mi actitud hacia ti, que me quieras aunque sepas que no soy un modelo a seguir, que fallo como todo el mundo, que no soy perfecta... Pero que te adoro con todo mi corazón. Es que aunque nos separen muchos kilómetros, me acuerdo de ti siempre. Con cada Daniel que conozco, con cada tienda de bebé... O sin venir a cuento.
Es quererte igual que quiero a tu hermana mayor, y aunque tú tienes un lugar especial en mi vida, a ella la adoro del mismo modo. Es ayudar a tus padres siempre que me necesiten. Decirles que me quedo con vosotros para que ellos puedan descansar... Es no cansarme de cogerte, de reír contigo, de verte crecer.
Que cada vez que tu madre me envía una foto hecha solo para mí, se me ilumine la cara. Derretirme cuando la causa de tu carcajada soy yo. Es preguntar por ti y considerarte tan de mi familia como cualquiera que lleve mi sangre, aunque a ti y a mí no nos unan lazos biológicos.



Hace un año nacías tú, mi primer y único ahijado. Igual que siempre quise ser madre, siempre quise ser madrina.
Me gustaría que algún día leyeras esto, y aunque prometo demostrártelo y decírtelo muchísimas veces, quiero que sepas que te quiero más que a mi vida. Que tanto tu padrino como yo vamos a estar a tu lado, en lo bueno y en lo malo. Que junto a tus padres, no te dejaremos caer y si lo haces, te daremos las herramientas para que aprendas a levantarte. Que te apoyaremos en todo.
Hace un año llegabas para sanar a tu madre y para hacer felices a todos los que tenemos la suerte de conocerte... Eres un pedazo de cielo. Estoy segura de que cuando crezcas hablarás de nosotros y te enorgullecerás de los padrinos que tienes, no de que hayamos sido, si no de que hayamos estado.

Cuando tus papás, que son nuestros mejores amigos, nos lo propusieron a mi marido y a mí, fue en una época en la que yo estaba un poco triste... Recuerdo el momento en el que nos dieron una ecografía en la que ponía "¿queréis ser mis padrinos?". Aludo ese momento con un cariño muy especial.
Ser padrinos es una grandísima responsabilidad que no hubieramos aceptado si no supiéramos que podemos con ella. Recibimos como regalo la confianza de unos padres que tenían a mucha gente a su alrededor, pero que pensaron que nosotros íbamos a desempeñar este papel más allá de lo convencional. ¡Entre todas las personas del mundo, nos eligieron a nosotros!
Existen padrinos que estuvieron en el bautizo de sus ahijados y nunca más se supo de ellos. Nosotros queremos ser lo contrario. Nosotros somos lo contrario.


Cuando naciste y fui a verte... Sentí un amor inexplicable. Y entonces todo lo que lo te quería dentro de la barriga de tu madre se multiplicó por mil. Y todo lo que la quería a ella también.

Y ya ha pasado un año. Y sólo deseo que sientas por mí un poquito de lo mucho que siento yo por ti. Que seas toda tu vida tan feliz como lo eres con un añito. Que rías, ames, bailes, luches y que trates a tus padres con cariño, respeto y amor.






Feliz primera vuelta al sol, pequeño.

lunes, 1 de agosto de 2016

Mi lactancia con Diego. MI LECHE NO ESTÁ EN VENTA. #LactanciaxDinero

1 de agosto. Empieza la semana mundial de la lactancia materna, y con ella un campaña para quejarnos de algo que nos parece inaceptable: Que haya pediatras que se carguen lactancias por una comisión económica.
Hace unas semanas se daba a conocer la noticia de que dos pediatras -reputados- de Alicante, promovían la lactancia artificial de X marca a cambio de dinero. Igual pasó hace dos años en Italia.
A mí este tema me toca mucho las narices, puesto que yo lo viví en mis carnes con Diego. La desinformación de una mamá primeriza que soñaba con dar el pecho pero que se pensaba que es algo tan natural que no podían existir problemas, una mastitis y un pediatra inepto, se cargaron nuestra lactancia poco antes del primer mes de vida de mi primer hijo.

Mi hijo nació con anquiloglosia, (lo operaron con 21 meses.) No se agarraba bien al pecho, nunca lo hizo. En 2012 yo no estaba tan metida RRSS, ni en grupos de apoyo ni de madres, por lo que no tenía a quién consultar si el dolor que sentía cada vez que a mi bebé le tocaba comer era o no normal. Probé cremas para las grietas, grietas enormes y profundas que sangraban. Cada vez que él lloraba para pedir comida yo lloraba con él porque sabía lo que me tocaba. A las dos semanas y media tuve una mastitis, estuve así una semana, con un bulto rojo y caliente en el pecho izquierdo y con los pezones llenos de sangre por grietas que lejos de curarse, empeoraban.
Acudí al pediatra por la revisión del mes de Diego y, pese a que mi hijo -no se cómo- no había perdido peso, me escribió en un papel la leche que tenía que darle y cómo hacerle los biberones. No me dijo que lo pusiera al pecho para drenar el bulto. No me dijo que una mastitis se cura mucho antes con la ayuda de la succión del bebé. No me preguntó si deseaba dar biberón. Sólo me apuntó eso en un papel y me mandó a la farmacia.
El mismo día, justo después tuve revisión con la matrona, y yo estaba cabizbaja, me sentía inútil y fracasada, sentí que no era capaz de hacer algo tan instintivo como amamantar, estaba apunto de romper a llorar. Ella me preguntó y yo le dije que tenía una mastitis y que el pediatra me acababa de decir eso, a lo que ella me respondió ''já, seguro que si no se hubiesen inventado las leches de formula soportarías el dolor sin rechistar por no dejar morir a tu hijo de hambre''  Esas palabras se me taladraron en el corazón. Estuve mucho meses sintiéndome la peor madre por no ser capaz de apretar los dientes, soportar el dolor y alimentar a mi hijo como tanto había soñado siempre.
La leche tardo en irse, yo no me tomé la pastilla, a los 10 meses aún seguían saliéndome unas gotitas si me apretaba. Recuerdo que cada vez que las veía me sentía fatal...

A los 21 meses de mi hijo, empezamos a buscar a Delia, y durante todos los meses que duró la búsqueda más los 9 de embarazo me informé, leí mucho, me uní a grupos de lactancia, me empapé de opiniones y consejos de mamás, pediatras y médicos expertos en lactancia. ME EMPODERÉ.
Tenía una espinita clavada muy dentro y necesitaba quitármela, y eso hacía que tuviera más miedo a fracasar de nuevo, a volver a equivocarme, pero no. Llevamos 5 meses de lactancia materna exclusiva. Salvaje, viva, placentera. La lactancia materna no duele.
He vuelto a tener una mastitis pero esta vez mi médico estaba informado, y me mandó dos semanas de antibióticos y MUCHO TRABAJO DE SUCCIÓN DE MI  BEBÉ.

Estamos capacitadas para amamantar, está en nuestra naturaleza. La leche no se convierte en agua como mucha gente te va a decir. Tu bebé no necesita manzanilla ni agua teniendo al alcance tu pecho cuando él quiera. No le van a salir torcidos los dientes ni se le va a deformar el paladar tampoco. Los pechos se te van a caer con la gravedad y el tiempo, independientemente de que amamantes o no. Si te duele solo tienes que buscar ayuda, porque no es normal y tiene solución. Una mastitis no es ni muchísimo menos el fin, como me pintaron a mí. Tu leche va a seguirle alimentando después del año. Las mamás de múltiples producen leche suficiente para sus bebés. Las mamás de prematuros pueden amamantar, de hecho su leche es la mejor medicina. No te va a dar osteoporosis ni le vas a pasar un resfriado a través de tu leche.
Basta de seguir difundiendo mitos y de seguir alimentando la desinformación.

Si tu hijo se desteta que sea porque él o tú quereis, no porque os lo impongan u os obliguen. Es algo muy personal, vuestra lactancia no está en las manos de terceras personas, tú leche no está a la venta.









viernes, 11 de marzo de 2016

Mi segundo parto. ¿Merece la pena no saber el sexo del bebé?

Hoy Delia cumple una semana. Ha sido una semana mágica, en la que ha habido momentos de sueño extremo, de agobio por no poder prestar a Diego la atención que se merece, por pensar que no llegas a todo... El inicio de la lactancia, el conocernos más aún los 4... Hago balance y aun con todo eso, ha sido la semana más maravillosa de mi vida. Qué cierto es eso de que el amor no se divide, se multiplica.

He llevado un embarazo totalmente sedentario. La vagueza se apoderó de mí y la media hora que me decía la matrona que anduviera todos los días... Si eso la andaba al mes.
El jueves pasado (03/03) no paré, me costaba mucho andar porque el bebé estaba muy encajado, pero aun así me tiré toda la tarde de arriba para abajo.

Estábamos tan cansados Néstor, Diego y yo que nos fuimos a dormir a las 22:00.
A las 22:30 empecé a sentirme un poco molesta con las contracciones de Braxton, las indoloras. Me daban bastantes y yo ya intuía que algo estaba cambiando en mi interior. Una hora después empezaron a dolerme levemente, a lo que empecé a contar el tiempo, me daban cada 8-10 minutos, regulares. Mis soles seguían durmiendo mientras que la duración entre contracciones iba siendo más corta y éstas más largas y molestas. Yo no hacía más que levantarme y pasearme, hasta que a las 3:15 se despertó Néstor y me vio un poco rara. Yo le dije 'me da que mañana no vas a trabajar, eh... Estoy de parto.'
Él se puso eufórico, ya me dolía cada 3 minutos. Yo le dije de esperar a la mañana siguiente, pero a las 5 ya quería irme, le dije que tenía que tener lo menos 5 cm de dilatación, eran muchas horas con contracciones regulares y dolorosas y yo ya era multípara. Llamamos a mi cuñado que se quedó con Diego, éste no hacía más que decirme llorando que no lo dejara, y yo me fui rota por dentro, dejando al que aún era mi pequeño llorando.

a las 5:30 llegamos, me hacen monitores y un tacto que no se me va a olvidar en la vida de lo que me dolió. Estoy 70% cuello borrado y casi 3cm de dilatación. Me desplomé y rompí a llorar... Tantas horas soportando dolor para solo haber dilatado medio cm (lo otro ya lo llevaba dilatado 3 semanas).
Me desmoralicé... Me ingresaron y me dejaron en la habitación con la fitball, pero la cosa empeoraba, lo que eran contracciones regulares cada 3 min. cambiaron a contracciones cada 10-12-4-6... ¿Se me estaba frenando el parto? Cada vez dolían más pero no tenían patrón de tiempo.
Yo estaba agotada y muy triste, veía que me dolía y no servía para nada.
A las 8 y pico pasó una matrona que es un cielo y me hizo un tacto con mucha suavidad, a lo que me dijo que estaba de 4'5 cm, que las contracciones sí estaban dando fruto, y que cuando yo quisiera me pusiera la epidural y nos fuéramos a paritorio.
Yo seguí aguantando en la habitación una hora, hasta que ya volvían a ser muy regulares y muy dolorosas, así que me subieron.
La matrona me preguntó que qué era, niño o niña, a lo que contestamos que no lo habíamos querido saber. Ella se emocionó porque era el primer parto de toda su carrera en el que iba a recibir a un bebé que no sabía su sexo.
Me puse la epidural, y fueron los 40 minutos peores del parto. Me pusieron solo medio bolo porque yo quería sentir el dolor, quería pujar con mi instinto, solo quería indicaciones para evitar el desgarro.
Al ponérmela hicieron lo único que no me gustó, me rompieron la bolsa y me pusieron la oxitocina.
Estaba de 6cm y eran las 14:00, a lo que mi matrona, le dijo a Néstor que se bajara a comer tranquilamente y sin prisa. Que ella no me iba a volver a mirar hasta las 16:00, que esto iba lento. Yo le dije que aguantaba el dolor, que se fuera, y así hizo, se bajó a comer con mi madre que estaba fuera.
Soportaba bien el dolor, movía mucho las piernas y estaba tranquila, respirando genial. Hasta que a las 14:10 me dio una contracción que me partió por dentro. Llamé corriendo, y me dijeron que llevaba muy poca epidural y que a lo mejor se me había ido para un lado, que me pusiera acostada para el otro. Se fue la enfermera y a los 2 minutos me volvió a dar. Sentí que me rompía por dentro. Llamé otra vez con el timbre y me dijeron que no podían hacer nada, que me habían visto hace menos de 15 minutos y que esto era así... Que si quería más chute de analgesia. Yo dije que no y se volvió a ir, y a los 2 minutos otra vez me volví a romper por dentro, a lo que estampé el timbre y llamé a gritos. Me dijeron de hacerme un tacto y yo accedí. 'Madre mía, estás completa y estoy tocando la cabeza, empuja a la próxima, este bebé sale ya'. Yo me puse a llorar, las matronas llamaban a Néstor por teléfono y éste no tenía cobertura, me estaban subiendo al potro y no paraban de decirme que el bebé estaba aquí ya. Yo pensando que Nés se iba a perder el parto, notaba la presión y cómo descendía.
De repente apareció sofocado y poniéndose el gorro y la bata a toda prisa. Automáticamente me tranquilicé y me centré en la que iba a ser la mejor experiencia de mi vida.
Tenía a tres matronas para mí sola, y yo quería que estuvieran las tres. Me estaban tratando genial.
Me pusieron un espejo delante, y yo sola escuché a mi cuerpo. Con cada contracción llenaba a mi hija de oxigeno, conectaba con ella. Pujaba, notaba como bajaba por el canal de parto. Era fantástico.
Al tercer pujo, con todo el dolor, me hicieron episiotomía. Mi piel es muy tersa y era o eso o desgarro.
Al cuarto pujo salió la cabeza. La vi salir, me incorporé cuando aún tenía su cuerpo dentro de mí, agarré sus axilas y me la saqué yo.
Jamás me he sentido como en ese momento. Me sentí más poderosa que nunca, salvaje, mamífera, mujer, fuerte... Sobretodo tremendamente fuerte.

'¡¡AQUÍ TIENES A TÚ PRINCESA, ES UNA PRINCESA!!'

Yo me acosté y la abracé fuerte, lloré como no he llorado nunca. Chillaba una y otra vez ¡PRINCESA! No me lo creía... Intuí hasta el final que era un niño... Néstor lloraba como no lo he visto llorar nunca, como un niño, frágil y vulnerable... Estaba feliz.

No hubo pinzamiento tardío de cordón, la placenta salió disparada sin yo pujar y tuvieron que cortar corriendo... Fue una pena, pero en ese momento solo quería llorar de felicidad.

La matrona me cosió y con lágrimas me dio las gracias. 'Gracias por haberme regalado un parto tan bonito, tan especial'.

Tengo el parto grabado entero, y cada vez que lo veo lloro y se me pone el vello de punta. Euforia, emoción... Era pura oxitocina.

La pregunta que me hace todo el mundo es si ha merecido la pena la incertidumbre. Por supuesto que sí, ha merecido totalmente la pena... La cosa es que le sigo llamando 'el bebé' porque no me acostumbro a que sea una niña, aún estoy alucinando.
También digo que me llevo la experiencia, pero si tengo un tercero no lo volveré a hacer, las últimas semanas son de nervios por no saber lo que tienes, estás muy limitado para comprar cosas y ropa, demasiado sexismo en todo...

También cómo llevé los dos días de ingreso por el estrés post traúmatico del hospital. Pues los llevé genial, como bien me decía todo el mundo, no iba a tener tiempo de pensar ni dónde estaba metida. Nada de ansiedad y nada de taquicardias.

Gracias Delia, me has enseñado más de lo que te puedes imaginar en tan solo una semana. Te debo tanto...



martes, 19 de enero de 2016

19 de Enero de 2016. Un año desde que me convertí en una mujer libre.

Creo que somos de las familias que más cosas celebran, y es que en nuestra casa, todo lo que sea una alegría se apunta en el calendario de forma permanente y se celebra todos los años.

Néstor y yo celebramos tres aniversarios, el de novios, el de casados por lo civil y el de casados por la iglesia. Celebramos el aniversario del día que me pidió matrimonio también. Sumamos cumpleaños y santos, fiestas destacadas, los altas de las veces que he estado ingresada, cuando nos fuimos a vivir juntos y todo lo que se nos ocurra por el camino, hasta las cosas más chorras.

Pero sin alguna duda, la cosa más importante que celebramos es el día que se hizo firme la adopción de Diego ante un juez, con su sentencia, su libro de familia, su todo. Lo normal, pero que después de un año de comparecencias, juzgados, jueces, fiscales, firmas, abogados, trámites... Nos parecía algo inalcanzable, lejano e imposible.

Hoy es el primer día que vamos a celebrar esto, hoy hace un año que vivimos el momento más feliz de nuestras vidas, de la vida de los 3 y de las vidas de las dos familias que nos acompañan.

Ha pasado un año desde el día que retomé el blog, con esta maravillosa noticia que podéis leer aquí.

Un año desde que soy libre. LIBRE. Ya solo tengo unión con quién yo quiero, con quien yo elijo.
Siempre tendré que mirarme las espaldas, es algo que voy a llevar a cuestas de por vida, pero legalmente soy libre, y eso no se puede pagar ni con todo el oro del mundo.
Para vosotros quizá sea una tontería... No solemos valorar lo que tenemos hasta que nos lo arrebatan, por eso hoy en día yo valoro tanto la vida.





Todo no ha sido siempre como es hoy en día, muchas personas pensarán que sólo publicamos la parte idílica de nuestra vida, lo felices/enamorados/pletóricos que estamos... Pero es que es así, ahora es así... Nos ha costado muchas lágrimas llegar a ser lo que somos, llegar a estar como estamos. Hemos pasado todos mucho, quizá demasiado. Mi madre, mi familia, ha sufrido mucho todo este trámite. La familia de Néstor también. Diego, que parece que no se daba cuenta, pero claro que se daba... Percibía nuestra ansiedad y se la contagiábamos sin querer.. Pero sin duda la palma nos la hemos llevado mi marido y yo. No todo ha sido tan maravilloso como lo es ahora. Hemos llorado, hemos llorado muchísimo, y lo hemos hecho juntos, siempre.
Hemos vivido ataques de pánico. Estar en el juzgado con taquicardias esperando que toda persona que tenía que firmar lo hiciese... Las largas no, larguísimas esperas, y sin hablar del tema económico, que también nos ha costado mucho. No pedimos ayuda a nadie, todo lo hemos pasado y pagado nosotros dos, TODO, y creedme que no es poco.
Así que ahora me puedo permitir gritar lo feliz que estoy, que estamos. Lo merecemos después de 3 años de sufrimiento en el que la palabra felicidad perdió para nosotros todo su significado.
No sabéis la agonía que es intentar recordar qué es lo que se sentía estando feliz y no poder hacerlo. El dolor de cabeza, la mirada apagada, hasta el cuerpo pagaba ese sentimiento perdiendo peso sin control y quedándose escaso de carne. La forma de mirar, de hablar.
Ahora soy quién siempre he querido ser y tengo lo que siempre he querido tener, ¿por qué no iba a compartirlo con el mundo? Sólo tengo ganas de gritar lo bien que estoy, porque nunca se sabe cuando puede acabar algo.

Por eso vamos a seguir disfrutando de aniversarios con y sin sentido, vamos a seguir transmitiendo lo que somos, lo que hemos conseguido. Vamos a seguir contestando mensajes de mujeres y parejas que están pasando por lo mismo y no ven una salida. Vamos a seguir intentando ayudar, intentando hacer ver que se puede conseguir todo por lo que se lucha con uñas y dientes.
Vamos a seguir amándonos y gritándoselo al mundo. Nos lo merecemos.

Feliz primer año de González, Diego.
Feliz primer año de papá, mi amor.

martes, 15 de diciembre de 2015

III.

 Cuando tú naciste, yo lo hice contigo. De forma literal, volví a nacer el día que me salieron las dos rayitas en el test de embarazo y también el día en el que te tuve en mis brazos por primera vez.

Tu me has cambiado la vida, tú me haces grande. Me enseñas el significado de la palabra amor, me enseñas que por mucho daño que te hagan no hay nada que una caricia, un beso y un abrazo no pueda curar. Tienes que aprender muchísimo de mí, pero yo, día a día, aprendo aún más de ti.



Noble, leal, conformista, cariñoso, especial, alegre, bueno, inteligente... Eres lo que siempre soñé, tú llenas mi vida de magia, de una magia inexplicable, una magia que solo siento cuando te miro, cuando te toco, cuando me sonríes.

Me lo has puesto todo demasiado fácil, has hecho de estos tres años los años más maravillosos de mi vida, me has abierto la mente a un nueva forma de pensar, de ver el mundo. Tú me has hecho mejor, millones de veces mejor de lo que era.
Mi objetivo en la vida es que seas feliz, muy feliz, te quiero devolver todo lo que me das multiplicado por mil.

Eres un milagro, llegaste cuando era imposible que llegaras, naciste cuando nadie daba un duro por ti, estás sano, estás fuerte, estás curándonos a todos, a la Bisa, a las Litas, a papá, a mamá... Es increíble cómo lo haces, sin ni siquiera darte cuenta... Sin ser consciente de lo que eres para todos nosotros. Increíble eres tú.

Quiero hacer que este nuevo año que estrenas sea increíble para ti, más que los tres que dejamos atrás, porque ahora eres capaz de entender muchas más cosas. Quiero que metas los dedos en la tarta, que para eso es tuya, que nos llenemos de arena en el parque, quiero que sigas con esa sed de aprender, y yo con la ilusión de enseñarte todo un mundo por descubrir. Amo tu locura y no quiero que la pierdas jamás. Eres ingobernable, y eso me encanta. Quiero seguir viendo en tus ojos la ilusión que me contagias al ver los fuegos artificiales o al subirte a la noria. Adoro ponerme en tu piel, adoro imaginarme lo que sientes y como lo sientes. Quiero que sigas siendo tú, siempre. Que nadie te cambie, ni ahora ni nunca, eres perfecto tal y como eres.

Tu luz traspasa pueblos, ciudades, países, mares. Enamoras, Diego, enamoras a todo el que se cruza contigo.



Solo puedo darte las gracias, gracias por tanto, gracias por todo. Gracias por ser mi motor, mi lucha, mi motivación. Siempre serás el primero. Siempre serás la respuesta que yo esperaba a una pregunta que no había ni formulado.
Felicidades, vida mía.

jueves, 19 de noviembre de 2015

La búsqueda de Minipunto

Nosotros, Néstor y yo, siempre hemos sido muy familiares, a los dos nos encantan los niños desde siempre, y nuestro sueño es crear una familia grande, que siempre haya jarana en casa.

Cuando llevábamos 6 meses de relación nos casamos por lo civil, ahí ya hablábamos de darle un hermanito a Diego, pero ambos teníamos trabajos en los que estábamos todo el día fuera, estábamos preparando la boda bonita y nuestros sueldos iban íntegros a ese gastazo, no obstante, tampoco estábamos poniendo medios para evitar un embarazo, sólo que no estábamos buscando a conciencia.

En septiembre de 2014 nos casamos, y seguimos igual, pero en noviembre nos fuimos de viaje de novios y en una de las cenitas románticas en el Caribe lo hablamos seriamente y decidimos empezar a buscar de verdad.
Yo ya tenía un hijo biológico que además había venido poniendo mil medios, soy una mujer joven, sin malos hábitos y él lo mismo, deportista, cuidadoso... Pensábamos que volveríamos embarazos de la luna de miel. Al llegar a España se lo dije a mi madre y se puso muy contenta, pero me dijo que no nos ilusionáramos que a veces las cosas tardaban en llegar. Nosotros a nuestra bola porque nos hacíamos super fértiles. Varios días después tuvimos la primera decepción, que puede que sea la que más duele; había llegado la indeseable.
Nos mudamos, y siguieron pasando los meses, todos con sus correspondientes retrasos y desilusiones. Cuando llevabamos 4 o 5, decidimos ir al médico de paga, ya que en la seguridad social no te hacen caso hasta que llevas 2 años intentándolo, nosotros somos así de ansias.
Fuimos cuando de hecho, tenía un retraso de casi dos meses, y me hicieron una ecografía. Ahí no había embrión ni nada, solo unos ovarios totalmente enquistados de ovulos sin madurar, tenía SOP.
No es algo grave ni nada por el estilo, es que yo no ovulo, puedo tirarme meses, hasta el año incluso sin hacerlo, pero yo rompí a llorar... Me estaban diciendo que el problema era yo, cuando ya dábamos por hecho que no éramos ninguno o a lo peor, era Néstor.
Total, que el gine me dijo que aún así había que hacerle pruebas a Nés, que nos iba a costar más pero que lo íbamos a conseguir.
Sablazo tras sablazo de dinero, él estaba perfecto, una calidad y cantidad muy por encima de la media, y yo cada vez estaba más hundida.
Las que eran mis amigas empezaron a quedarse embarazadas cuando ellas decían que no querían más hijos, y yo no me alegraba, me sentía la peor persona del mundo... ¿Por qué quién no busca, encuentra, y yo que me estoy rompiendo el alma no puedo? Lloraba mucho y tenía mucha ansiedad, cosa que el médico me hizo ver que es completamente normal. Cuando deseas tanto algo, y no se consigue por tu culpa por motivos ajenos a ti... La cosa duele, y mucho.

Todo se complica, se tuerce, lo peor estaba por llegar.
Justo al mes siguiente de tener todas las pruebas, me ingresan en el hospital por un dolor abdominal indescriptible. Me diagnostican una hidrosalpinx... Mi trompa izquierda no estaba bien, estaba infectada y se había desplazado de su sitio, si la medicación no me hacía efecto en los próximos días tendrían que operarme y me quedaría sin ella.
Gracias al cielo no fue así, pero cuando me curaron, al decir que estábamos buscando bebé, me dijeron que cuando lo consiguiera y me saliera el positivo, tenía que ir al médico rápido para que me mandaran una eco de control antes de tiempo, porque tenía dobles posibilidades de un embarazo ectópico, y que si así era, tendría que perder al bebé o podría perder yo la vida.
Caí en un cuadro de ansiedad muy gordo, tuvieron que medicarme y tuve que ir al psicólogo porque esto me estaba afectando demasiado. No podía creer que eso me pasara a mí, no podía creérmelo, si yo ya era madre, ¿Qué me estaba pasando ahora? No lo entendía.
Tuve varios controles por lo público y lo privado y todo estaba en su sitio por fin.
Al mes siguiente, cuando ya estaba mejor, volvimos al ginecólogo, y me dijo que como ya eran muchos meses sin ovular, que tenía la opción de inducirme la ovulación con Omifin. Firmamos todos los consentimienos, tenía posibilidades de embarazo múltiple, hiperestimulación de los ovarios... Pero nosotros queríamos ser padres de nuevo, así que firmamos y a esperar.



Como todo estaba reciente teníamos que esperar dos reglas. Había pasado una, y estaba en la cuenta atrás para conseguir un embarazo natural, sin forzar al cuerpo... Tenía un mes.

Gracias a una amiga, me informé con su ayuda del método sintotérmico para buscar embarazo. Me estuvo ayudando día sí, día también, me pasaba artículos, me explicaba... Yo estaba super reacia, me veía ya induciendo y no creía que ya pudiera ser natural.
Éste método consiste en tomarte la temperatura basal (vía oral o vaginal, aunque vaginal es más precisa) al despertarte, siempre a la misma hora, sin levantarte de la cama, tumbada y sin haber hecho ningún movimiento brusco. Tu temperatura generalmente es constante, varía en una décima o dos, si ovulas, sube de golpe, de dos a cinco décimas y se mantiene alta hasta que finaliza el embarazo si lo has conseguido, o hasta el momento de la menstruación. Si llevas más de 16 días con la temperatura 'alta' es muy posible que estés embarazada. Las temperaturas hay que anotarlas en una gráfica, que antes de todas las moderneces que existen te hacías tú misma. Ahora hay aplicaciones como Sympto, que es la que yo utilizaba, para anotarlo todo.
También hay que estar muy atenta al moco cervical, si éste es blanco y espeso no estás en días fértiles para nada, porque impide a los espermatozoides llegar al óvulo. Cuanto más transparente sea mejor, porque así hace de conductor y los ayuda, y si tiene textura 'clara de huevo' transparente y elástico es que es el momento idóneo para mantener relaciones sexuales (o evitarlas, que también se utiliza este método como antibaby).
Esta foto me ayudó bastante:


Normalmente, se dice que las mujeres ovulamos a mitad de ciclo, sobre el día 14, pero eso no es así, conozco muchos casos de amigas que ovulan muy tarde. A mí, la temperatura me subió el día 22 del ciclo, mi temperatura de normal era de 36,4-36,5º, de ahí a que cuando vi 36,9 no me lo podía creer...
Se complementó con mi clara de huevo, así que estaba bastante claro: Estaba ovulando después de casi un año sin hacerlo.



No quería hacerme ilusiones, pero era imposible, yo tenía una intuición, Néstor y yo sabíamos que estaba embarazada, lo sabíamos... Seguí todos los días y mi temperatura no bajaba, llegaba a 37º, recuerdo que él desde su trabajo me mandaba mensajes a diario diciéndome '¿Cómo está la tempe esta mañana?' era una ilusión constante... 2 días antes de tener una falta no me pude aguantar y me hice un test de embarazo, de los de tiras, que pedí un paquete de 5 por Amazon.




Estábamos Diego y yo, y mi amiga por teléfono. Yo veía dos líneas, una de ellas super tenue, pero ahí estaba. Ella me mandó a la farmacia a por un ClearBlue digital, para quedarnos seguras...




Embarazada 1-2 semanas. Escribo esto y tengo los vellos de punta y los ojos llenos de lágrimas de emoción, no puedo evitar recordar ese instante... Llorando abrazada a Diego, diciéndole que iba a ser el mejor hermano mayor del mundo. Le pasé el test a mi chico que estaba trabajando, y le faltaron patas para salir corriendo a celebrarlo con nosotros. Como veis, desde el primer momento él dice que es una niña:




No obstante, como no me lo creía del todo, seguí haciéndome los test que tenía por casa en los días posteriores, y veía como subía la hormona HCG, cada vez se marcaba más la línea izquierda de los test:


Le estamos muy agradecidos a nuestra amiga, porque no solo me ayudó a conocer mi cuerpo, mis ciclos... Nos ayudó a que me quedara embarazada, y es algo que ni con todo el oro del mundo podríamos pagarle.

Luego vinieron las noches en vela por lo del embarazo ectópico, así que me hice una eco de 4 semanas en la que se vio el saquito dentro del útero. Qué palabras más dulces, dentro-del-útero. Ahí estaba nuestro Minipunto, porque era eso, un píxel, un puntito... y Ahora es unx gorditx de 650gr...



Todo llega, la vida me lo demuestra a diario, ya sé para el siguiente como va todo esto, como actuar, que quizá llegó en el mejor momento, aunque nosotros lo deseáramos meses antes. Todo esto hizo que me enamorara aún más de mi marido... Estuvo en las duras y en las maduras, a mi lado, sin dejarme caer, en el hospital, en las ecos, en todo. Se volcó conmigo, y mi corazón se volcó aún más con él.
Como sé que me vas a leer, me despido diciéndote que eres el hombre de mi vida, y que gracias por quererme como lo haces, tan bonito, tan sincero, tan incondicional. Te amo, Néstor.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Me abro, os cuento mis miedos más profundos.

Noviembre, 23 semanas y media de embarazo, ha llegado el frío, ha salido la barriga, el bebé no para de moverse, y veo la llegada de Minipunto cada vez más cerca.

Cuando estábamos en plena búsqueda de embarazo ya pensaba en los miedos que me iban a aflorar cuando lo consiguiera, pero cada vez se están haciendo más fuertes, a medida que crece el amor, crece el miedo con él.

Tengo una familia que para mí es perfecta, preciosa, única, irremplazable. Mi marido me ama tanto como yo le amo a él, y nuestro hijo nos ama cada día más.
Vivimos felices, Diego se bebe los vientos por su padre y por su familia paterna, los adora en proporción a lo que ellos lo adoran a él, es todo como siempre soñé... Pero ahora entra un nuevo jugador a nuestro equipo, un jugador que tendrá la sangre de todos, fifty fifty, será una mezcla preciosa de dos familias super unidas.

¿A qué temo? A que nunca he vivido algo así, y tampoco conozco a nadie que esté en mi lugar -por favor, si me lees y te identificas házmelo saber, necesito alguien que me entienda-. Diego para mí es lo primero en todo, es mi vida, mi amor, y temo que se sienta desplazado inconscientemente porque la sangre tire más.
Quien conoce a Diego sabe que es imposible no quererlo, IMPOSIBLE, tiene una bondad y un cariño que enamora, y no es porque sea su madre -que también- es porque todos los que lo han conocido lo dicen. Es un niño que te lo da todo a cambio de nada...
Quizá no me explique bien, pero estoy atemorizada porque su familia paterna tenga cierta preferencia por la maravilla que llevo dentro... Esto lo he hablado con todos y todos me tranquilizan diciéndome que es imposible querer más a alguien de lo que ya quieren a Diego, y la tranquilidad me dura unos días hasta que se me olvida la charla y los pensamientos más negativos vuelven a mi cabeza.

Yo siempre, desde pequeñita, he querido adoptar, y sé que en mi caso el amor nacido del corazón sería igual que el nacido de mi vientre... Pero no me puedo meter en la cabeza de la gente y saber lo que ellos sienten/piensan. Sé también que ellos son sinceros, que adoran a Diego, que darían lo que fuera por él, lo que fuera. Pero también sé que nunca han vivido lo que van a vivir ahora y que esto es tan nuevo para mí como para ellos. Seguramente, dentro de 3 meses y medio, cuando nazca Minipunto, lea esto y me ría de los miedos sinsentidos, pero ahora mismo, por las hormonas, porque tengo tiempo para pensar, porque estoy super negativa... Es lo que me preocupa.

Otra cosa que me inquieta es el momento del parto. Néstor hizo hace tiempo un curso de eso, y se devora mil vídeos de partos con toda la ilusión del mundo. Pero ver un expulsivo no es lo mismo que estar al pie del cañón todas las horas que dure la dilatación. Mi primer parto fue horrible, lo cuento aquí. No soy nada agresiva, NADA, pero en ese momento el dolor me dominaba y pegaba a la gente, insultaba, chillaba, hablaba mal... Néstor no me conoce así, creo que no podría imaginarme así... Pero yo si me he visto y parecía que me estuviesen matando.
Intento concienciarme de que son dos situaciones totalmente opuestas, ahora estoy rodeada de amor y calor, y hace 3 años solo pensaba en lo desgraciada que era por no tener lo que todas las compañeras que estaban dilatando conmigo tenían. Creo que yo solita hice que mi parto fuera traumático, no estaba en lo que estaba y no paraba de lamentarme por lo que me había tocado vivir en vez de disfrutar del momento que me cambiaría la vida.

El postparto también me aflige y no dejo de darle vueltas. Yo sí sé lo que es no dormir del tirón por tener que amamantar cada 2-4 horas. Pero Nés no lo sabe... Yo sí se lo que es llorar de desesperación por no poder calmar los cólicos de un bebe que no deja de llorar porque no se sabe expresar de otra manera. Él no. Yo si sé que las hormonas se vuelven unas cabronas y que todo te molesta en esos momentos, sé que me volvía insoportable y que hasta el aire que rozaba mi carita me ponía de mala leche. Él no.
Pero me tranquiliza que nadie nace enseñado, que el camino se hace andando, que yo sé que todo compensa, claro que compensa, compensa MUCHO. Sus primeras sonrisas hacen que todo se olvide, todo.

Está siendo un embarazo soñado, tener a tu mitad al lado compartiendo 100% esta experiencia es... inexplicable.
Estoy deseando ver al bebé, saber si será niño o niña, si se parecerá a papá o a mamá, si será peludo o pelón... Pero no quiero que acabe la gestación por dos motivos, todos los miedos que arriba explico y lo maravillosísima que está siendo esta etapa.







lunes, 28 de septiembre de 2015

La crianza con apego es mi forma de cambiar el mundo.

Cuando eres madre, mucha gente te cuestiona, te pone en duda, te intentar inculcar su manera de criar, cómo educan ellos o como lo hicieron sus padres. Cuando un bebé nace, lo hacen también una madre y un padre, y al igual que el aprende día a día, nosotrxs también lo hacemos.
Está genial tener gente que te aconseje, eso quiere decir que se preocupan por ti, por él, por vosotros... Pero en tu mano está elegir la forma de criar, decidir si amar de tu hijo de una forma o de otra. Y una cosa son consejos y otra intentar decidir por la gente, lo poco gusta y lo mucho cansa.

Yo elijo la crianza con apego. Pienso que un niño criado con amor, solo puede dar amor, y que un niño criado con violencia, verá normal la violencia.


Yo no le pego a mi hijo. 
'¿Nunca? Pero si un guantazo a tiempo hace a los niños educados...' 
No. El dialogo y el amor hace a los niños educados, respetuosos y queridos. 
La gente no lo entiende, hasta que pongo el ejemplo de que si el padre me desobedece en algo le suelto un tortazo, ahí es cuando se pone el grito en el cielo. Si no está permitido pegarle a tu marido o a tu mujer... ¿Por qué a tu hijo sí, que encima es más indefenso? 
¿Y cómo haces para educarlo?
Hablando, hablando y hablando. Aún no dialogamos con soltura, pero él me entiende y yo le entiendo, y con eso basta.
Se atraen más moscas con miel que con veneno, y los niños atienden mejor con cariño que con zapatillazos.



Colecho.
Aquí viene la rama por la que más se me ha criticado. Diego duerme con nosotros, dormía conmigo cuando sólo éramos dos y sigue así cuando somos tres y un cuarto.
'¿Y cómo hacéis para mantener relaciones?'
Pues no caemos en la rutina, la cama es para dormir, y la casa para jugar. Hay 24 horas al día y nuestro hijo no está pegado a nosotros cual lapa.
'¿Por qué no ha dormido en una cuna nunca?'
Porque de recién nacido para mí era más fácil para darle el pecho, estaba a mi lado y solo tenía que levantarme la camiseta y seguir durmiendo. Con los cólicos se aliviaba estando bocabajo encima de mí, y porque me gusta y le gusta, no hay más.
'Te vas a enterar cuando lo quieras pasar a su cama'
Cuando ÉL se quiera pasar a su cama se pasará. No conozco aún ninguna adolescente durmiendo con sus padres. Los bebés dejan de ser bebés muy rápido, y quiero tenerlo pegadito a mi corazón el máximo tiempo posible.
Para mí no hay nada mejor en el mundo que el olor a bebé, ese olor meloso que te envuelve... Dormir con mi nariz en su pelo y acariciando su piel tan tan suave... Es indescriptible.



Nunca dejarlo llorar.
Si tú vieras llorar a tu marido/mujer, a tu madre, a un amigo, a tu abuela... ¿Lx dejarías llorando solx? ¿Por qué a un bebé que su única forma de expresarse es llorando sí?
'Así se le expanden los pulmones, llorar un rato nunca ha matado a nadie, tiene que aprender a ser autosuficiente, te está choteando porque sabe que si lloras vas.... ETC'
Señores opinólogos, lo que para ustedes puede ser un grano de arena para ese bebé puede ser un mundo, jamás he dejado ni dejaré llorando a nadie, y menos a la persona que más quiero en el mundo.

No chillarle, no reñirle por todo, entender sus rabietas.
Personalmente Diego me ha puesto las cosas muy fáciles, en casi 3 años no ha tenido más de 3 rabietas... Es un niño super conformista, si le dices que no él entiende que es que no.
No obstante sigue siendo un niño, y para mí, la mejor forma de afrontar las poquísimas rabietas que tiene no es dejarlo llorar, desesperarme, chillarle, o pegarle, cuando tiene una lo que hago es dejar lo que estoy haciendo, agacharme, ponerme a su lado y abrazarlo. Decirle que me explique por qué llora, qué le pasa y qué podemos hacer para que estemos bien los dos.
Cuando empiezo a agacharme ya va dejando de llorar, y cuando lo abrazo siempre SIEMPRE me besa.  Simple, simplísimo... Hablarle bajito en vez de chillarle, acariciarle en vez de pegarle, dialogar, dialogar mucho y decirle que mamá y papá están a su lado, es muy MUY fácil, al menos con él.


Lactancia.
Por una desinformación tremenda yo dejé de dar el pecho al mes, pero tengo claro que con el Minipunto quiero una lactancia prolongada. No sé si lo conseguiré, pero juro hacer todo lo que esté en mi mano para lograrlo.
Quiero darle pecho hasta que quiera dejarlo el bebé, el ser humano es el único animal que le roba la leche a otro mamífero por simple comodidad, la mejor leche para nuestros cachorros es la nuestra, y la mejor leche para los cachorros de otras especies es la suya. De esto no puedo escribir tanto como me gustaría, así que me lo reservo para otra entrada.


Porteo.
Cuando me informé del porteo, Diego ya iba andado a todos sitios, pero ya tengo vista una mochila ergonómica para Minipunto. Quiero llevarlo cerca, porque pasa 40 largas semanas dentro de mi vientre, y quiero que se sienta lo más arropado y pegadito a su papá y a mí. Qué decir de la comodidad, tener las dos manos libres para hacer la compra, limpiar, llevar a Diego... No hay nada mejor, y estoy deseando que nazca para poder poner en practica todo lo que he leído.


Quiero que descubra el mundo, que se manche, que se inmunice, que se DIVIERTA.
'Tú serás madre toda tu vida, él solo será niño una vez' y como así es, quiero que tenga un recuerdo puro y bonito de su niñez. Estoy cansada de comentarios tipo 'Dale tú la comida, ¡que se mancha!, por Dios, ¡va hecho un cristo!' Me da exactamente igual tirarme dos horas con el quitamanchas en mano frotando, me da igual tener que poner más lavadoras a la semana, me da igual lo que opine la gente cuando lo ve saltando en los charcos o tirandose arena por encima, o cuando toca el suelo y no voy corriendo con la toallita para limpiarlo entero, me da igual porque veo que es feliz, que está sano, que está fuerte, que disfruta... Y viendo eso yo disfruto con él.



He seguido sus ritmos para todo.
Él solo se quitó el chupete con 21 meses, él solo ha aprendido a comer, él solo dejó el biberón con 2 años, él solo se ha quitado el pañal con 29 meses, él ha hablado cuando ha querido, él dormirá solo cuando él quiera... En algunas cosas está siendo muy precoz, como con la lectoescritura, pero porque ÉL QUIERE. No hemos tenido ningún tipo de problema para enseñarle nada porque es él el que decide cuando quiere aprender.





Le dejo elegir.
Desde la ropa que se pone o que le compramos a la colonia que quiere usar. Cuando se acerca su cumpleaños por ejemplo, le doy a elegir entre X juguetes, no le sobreestimulo con una tienda entera, de esa tienda cojo 4 o 5 que sé que le gustan y que él elija el que quiere, lo mismo con todo, meriendas, almuerzos, ropa...
A veces va muy desconjuntado, pero más feliz que unas castañuelas, y me da igual que la gente piense que la que no sabe que el azul y el verde no pegan soy yo.



Los padres elegimos lo que creemos mejor para nuestros hijos, y si la gente es libre para criticar lo que haces cuando ni le va ni le viene, yo soy libre para poner los ojos en blanco y que me entre por un oído y me salga por otro.

    










miércoles, 26 de agosto de 2015

12 SEMANAS DE AMOR

El lunes, Minipunto cumplió 12 semanas. 12 semanas en las que las hormonas han dado mucha guerra. 12 semanas en las que mi peso disminuía al mismo tiempo que mi amor crecía hasta desbordarme el alma.
12 semanas eternas, llenas de idas y venidas al WC, en las que no he tolerado apenas ni el agua.
Llenas de dolores de cabeza inmensos, de preocupaciones, de miedos, de dudas de primeriza (porque sigo siendo primeriza) de magnificar las cosas más simples...
Se me han pasado rápidas, a la misma vez que lentas... Las que habéis pasado un embarazo o lo estéis pasando me entenderéis.




Es un embarazo muy deseado, muy buscado y muy querido, de ahí vienen los miedos.
En abril, tras casi 6 meses de búsqueda me ingresaron 5 días por una hidrosalpinx en la trompa izquierda, la cual hasta se me desplazó de su sitio. Fueron 5 días horribles en los que no hice más que llorar, no podía ser fuerte cuando me tenían metida en mi mayor fobia, un hospital.
Me vieron un montón de ginecólogos, y al curarme me dijeron que si me quedaba embarazada, tenía muchas más posibilidades de un embarazo ectópico... Que al mínimo dolor me fuera a urgencias, que tendrían que hacerme una eco antes de las 12 semanas para ver si el embrión se alojaba en el útero, en la trompa o fuera, y si era en el último lugar tendrían que provocarme la pérdida de éste.

Pasaron las semanas y justo un ciclo antes de inducirme la ovulación con Omifin... voilà! Test de embarazo positivo.
Mi primera reacción fue euforia, lógicamente me puse a llorar de emoción, llamé a mi madre, se lo dije a mis mejores amigas... No cabía en mí, no me lo podía creer!!
Cuando fueron pasando las horas me empezaron a venir a la cabeza las palabras de los ginécologos... Ectópico, ectópico, ectópico... Y mi preocupación iba en aumento. Me había enterado hace horas que ese embrioncito estaba dentro de mi vientre y ya hubiera dado todo por él, ¡lo amaba tanto ya!
Así que en esa misma semana fui a la matrona, la que me mandó una eco urgente para la semana 7 (estaba de 5).

Días después empezó a darme un dolor muy leve en la parte baja derecha de la barriga. Intentaba no tomarlo en cuenta, aunque no podía evitar pensar lo peor. Como duró unas horas, Néstor me llevó al hospital para quedarnos tranquilos, él estaba igual de preocupado que yo.
Llegamos y no había nadie, así que me ven al minuto.
Y ahí estaba, en su sitio, en su nido, en el útero...
Sólo se veía el saco, pero es normal estando de tan poquito tiempo. Yo lloré, de emoción, de tranquilidad, de felicidad...
Me dijeron que el dolor podía ser muscular, que estaba todo bien por ahí dentro, y yo más feliz que unas castañuelas.

A la semana tuve la eco de las 7 semanas y todo OK, pero me restaron 9 días, me la repitieron dos semanas después y me sumaron 4, un jaleo, pero ya eso era lo de menos, el Littlepoint estaba bien, latía con fuerza, y todo volvía a ser maravilloso.

Con 10 semanas y pocos días los vómitos cesaron gracias al Primperán, aunque las náuseas siguen aún, pero es un alivio. También empezó a salirme calostro del pecho (¡qué pronto!).

La reacción de Diego con todos estos cambios no podía ser mejor. Me intenta meter cosas por el ombligo para 'el bebé', dice que quiere una nena, pero yo sé que si fuera nene estaría felicísimo también. No para de darme besos en la barriga, de decirle que le quiere, de contarle cosas. Cuando me veía vomitando estaba a mi lado con una toallita en mano limpiándome. Le gusta estar acostado en la barriguita, y adora a su hermanitx muchísimo. Yo lo veo así y me enamoro más de él, de la vida, del amor...

En resumen esas son mis 12 semanas, nuestras 12 semanas. FELICIDAD, éste bebé ha traído más felicidad aún de la que teníamos, que no era poca.

jueves, 23 de julio de 2015

Deseos.

Deseos, qué bonita palabra, ¿no? Deseosos esperábamos ese positivo, deseosos vivimos el segundo embarazo.




Tantas diferencias con el primero... Todo es totalmente opuesto... Yo no sabía qué era que te besaran la barriga con amor y dulzura, qué te cogieran el pelo mientras lo pasas mal en el baño echando hasta la bilis... Que te cuiden, que si te dicen que las galletitas saladas y la leche condensada palian las nauseas, él salga a comprarlas a un 24h... Yo no sabía nada de esto, estoy aprendiendo tanto como con el primero, vuelvo a ser primeriza.
Hasta las cosas más agotadoras y desgastadoras de los tres primeros meses las estamos disfrutando. Todo, todito, todo.

Muchos preguntais qué como queremos el embarazo y el parto, y aquí os lo voy a decir.

¿Quereis niño o niña? Pregunta que nos han hecho mil millones de veces y en la que siempre Néstor es el que contesta rápido ¡NIÑA! y yo lo miro de reojo y siempre siempre contesto lo mismo 'me da igual' Y os explico el por qué... A mi de entrada me gustan más los niños, pero claro, me gustaría saber también qué se siente al tener una niña... Con lo cual, salga lo que salga tiene mil cosas positivas que aportarme, así que es lo de menos. Y como es lo de menos... No queremos saber el sexo del bebé hasta el parto. Ese es el deseo más claro que tenemos, queremos llevarnos una sorpresa, porque como nos da exactamente igual... Tiene que ser maravilloso que te digan como en las películas.. ¡ES UN(A) NIÑX!

Después está la prueba del triple screening... En la que se detectan anomalías cromosómicas mediante  un análisis de sangre... No me la quiero hacer. Sea lo que sea que ponga en ese papel lo vamos a querer igual, así que en mi opinión veo que te condiciona el embarazo, te hace angustiarte antes de tiempo. En cambio el Buenpadre si quiere que me la haga, no por nada, sino para estar preparados para posibles gastos, los dos estamos de acuerdo en que ese papel no va a hacernos cambiar el amor por nuestro hijo, así que seguramente no me la haga.

Momento parto, me encantaría dar a luz en mi casa, pero no está la economía para eso... Por desgracia no entra en la Seguridad Social y es demasiado dinero. Así que voy a dar a luz en Murcia, porque el hospital de Elda es como un matadero, he estado mil veces en ginecología y siempre he visto que dejan a las mujeres solas en medio de los pasillos, gritando ayuda. Me asusta que me traten tan mal como en el parto de Diego. Me niego. No, no y no. Con la primera contracción cogemos maletita y para mi tierra, que está a 50 minutos y sí que llego de sobra.

Queremos pinzamiento tardío de cordón, cuando éste deje de latir, que el bebé no llegue al mundo con prisas por respirar, que sea él quien lo haga cuando la placenta no de más de sí. En este artículo lo explica genial todo.

No quiero medicamentos que mi cuerpo no necesite, no quiero que me rompan la bolsa, no quiero que me metan de todo por vena solo para acelerar el parto, NO.
Quiero parir a mi ritmo, con mis tiempos, disfrutar del proceso. No quiero Kristeller, ni que me chillen, ni que me amenacen con cesárea. Yo sé que puedo parir, ya lo he hecho, y sé que si confían en mí lo puedo hacer de una manera preciosa.
No quiero epidural, con Diego parí sin epidural, así que con éste también puedo, (que lo mismo luego la pido a grito pelao', cada parto es un mundo)
Si tengo ganas de andar, quiero andar, si quiero estar sentada, quiero sentarme. No quiero que me obliguen a estar en la misma postura, quiero estar como yo esté más cómoda.

Quiero piel con piel nada más tenerlx, quiero lactancia prolongada, quiero cuna de colecho.

Esos, a priori, con nuestros deseos, estamos deseando vivirlo todo, pero queremos disfrutar de cada cosa a su tiempo. Estamos muy felices de la vida que estamos creando, es increíble el amor que se puede sentir a una cosa tan diminuta.






martes, 14 de abril de 2015

Papá, no te escondas.

Me uno a la iniciativa tan preciosa que da nombre a esta entrada. Hoy, catorce de abril, tenemos que hablar de la importancia de concienciar a los padres a ser y a estar, no solo como meros figurantes, sino como protagonistas del maravilloso camino de la maternidad/paternidad. 

Si queréis leer de qué trata os dejo el post aquí.

Yo puedo hablar desde dos perspectivas, la de madre soltera y la de madre casada.


Mi experiencia con la paternidad, tanto la vivida por mí como la vivida con mi hijo no ha sido del todo buena, y eso, hizo que no creyera en la figura paterna como tal, hizo que viera que padre es el que insemina y madre la que cría.
¡QUÉ EQUIVOCADA ESTABA!

Claro que siempre he necesitado ayuda para criar a Diego, pero he tenido a mi madre, a mi familia, a mis hermanos, a mis amigas... Como dice el dicho, se necesita una tribu entera para criar a un niño, pero jamás me imaginaba que al compartir todo con un padre que se vuelca tanto como tú en la crianza con amor de tu hijo pudiera facilitar tantísimo la vida, tanto, que es como si te ayudaran cien personas.


Apareció Néstor, apareció el buenpadre y mi forma de ver la vida, y consigo la maternidad cambió por completo. Me hizo ver y me demostró que criar es cosa de dos.

A los diez meses de Diego lo conocí, y a los once ya quería formar parte de esto. A los catorce meses ya le decía papá, y a los veinticinco se hacía legal lo que llevaba demostrando año y medio: que era su padre.

Él pertenece a la tribu, a mi tribu. 


Para Diego es tan importante como lo soy yo, somos dos compartiendo al 50% esta aventura. Es increíble que me haya cambiado tanto, y que me haya hecho ver que no es raro, que existen los hombres crían y que cuidan a sus hijos y a su familia, haciendo escuela.

Néstor trabaja de once a doce horas al día, pero su momento de bañar, dar el biberón y dormir a su pequeño todas las noches, no se lo quita nadie. Ese momento es en el que yo descanso, en el que mi cerebro desconecta y entro en un estado de relajación muy necesario.








Y me acuerdo perfectamente de la primera vez que lo durmió, que tuvo "su momento" con él. Ese recuerdo esta impreso en mi memoria a fuego, porque es parte de la transición y de todo el cambio en mi forma de ver el mundo. Es momento en el que me preguntó si podía dormirlo, que había estado viendo como lo hacía y que el sabía que iba a poder, al que yo le contesté con  un 'si quieres intentarlo... Pero seguro que no se te duerme y te desesperas...' A los diez minutos lo tenía durmiendo y Néstor con una sonrisa que no había visto en la vida, de satisfacción, de felicidad, de amor.


Seguimos sumando momentos tan mágicos como ese, seguimos compartiendo todo, y seguimos mano a mano con nuestro hijo, enseñándole que el amor de papá es tan puro como el de mamá y que tenemos exactamente la misma importancia en su vida. Criando a un niño feliz y haciéndonos felices nosotros mismos.



jueves, 29 de mayo de 2014

El parto, mi parto. El comienzo de mi verdadera vida.

Cuando te quedas embarazada de tu primer hijo llueven las dudas, los miedos, las preocupaciones... Las primeras semanas son mortales con tanto revoltijo de hormonas, con tantos cambios en tu día a día, con tantos pensamientos... Y más si no es un bebé buscado (que no deseado, que no es lo mismo).
Yo asistía a todas las clases de preparación al parto, en todas estaba super puntual en la puerta del ambulatorio. Recuerdo que eran los viernes, a las 9:30, y que yo era la mas jóven de todas las futuras mamás, de las pocas que iban solas, y la única que no había tenido acompañante en ninguna clase. Recuerdo también que ninguna se me acercaba, no se por qué, supongo que por mi edad o por vergüenza (ya veis, qué tontería...) y que ninguna me hablaba.
Pero yo iba con una ilusión todas las semanas increible. Me encantaba aprender todo lo que podía enseñarme mi matrona sobre lo que iba a ser mi futuro parto, me encantaba escuchar anécdotas y aprender de ellas, pero al final lo que condicionaría el nacimiento de Diego iba a ser yo, mi actitud y mis ganas de tenerlo.

Siempre soñé con un parto natural, en casa, con la gente que yo quisiera sin limite de meter una persona solo al paritorio, sin la frialdad de esa sala, de ese hospital y de todos esos instrumentos que daban mucho miedo... Pero sabía que con Diego no podía hacerlo... Mi situación no era la más apropiada y yo hasta el mismo día de dar a luz estuve con muchas dudas de meter al Innombrable en mi parto.

Un mes antes yo tenía medio claro que le iba a poner su apellido, y empecé a comentarselo a mi familia, que no estuvo de acuerdo con mi decisión, pero que al fin y al cabo tenían que respetar.

El 14 de Diciembre por la noche, con 39 semanas recién cumplidas mi madre empezó a bromear diciéndome que por favor mi pusiera de parto ese finde (era viernes) que así ella no tenía que faltar al trabajo y podía llevarme al hospital, yo le dije que ojalá pero que no le veía intención a Diegorri de nacer, y ella leyó que la tónica lleva oxitocina, que puede provocarte las contracciones, me dijo que en la nevera tenía 6, que nos tomaramos una y que a ver que pasaba. Yo fui super confiada y estaban caducadas, a lo que me dispuse a abrirlas para vaciarlas y tirarlas (no sin antes olerlas, a ver si me subía un poco de oxitocina).



Me acosté y me dormí. A las 2 de la mañana del sábado 15 de Diciembre me desperté con una ligerísima molestia en la barriga, yo pensaba que de oler las tónicas mi mente se estaba sugestionando y que no serían mas que paranoias mías.
Me levanté y fui a hacer pipí ¡sorpresa! tenía un poquitín de flujo ensangrentado al limpiarme a lo que yo muy tranquila me fui a la habitación de mi madre y la desperté. Me dijo que nos fueramos al hospital ya y yo le dije que no, que a mi no me dolía nada y que no se preocupara, que siguiera durmiendo.
Yo me acosté, pero claro... Ya sabes que en cuestión de horas te va a cambiar la vida para siempre y no podía dormir. La molestia se convertía en dolor muy leve y soportable, pero yo apenas pensaba en eso, solo en que iba a ser madre de un pequeño Diego, y que mi abuelo, que estaba muy malito lo iba a poder conocer.
Sobre las 6 me volví a levantar, y seguí echando el tapón mucoso. Me sorprendía la tranquilidad que tenía y lo poco que me preocupaban los dolores.
Volví a la cama y a las 10 ya me fui al baño y ya empecé a sangrar un poco más, las contracciones eran mucho mas seguidas y ya tenía que despertar a mi madre. Sabía que Diego estaba cerca ya.

Me dijo que desayunara corriendo y que nos fueramos, a lo que yo le dije con toda la calma del mundo que iba a prepararme. Me metí al baño y me duché, depilé, lavé el pelo, me lo alisé... Iba hecha un pincel.





Nos subimos al coche e ibamos contando las contracciones, cada 3 minutos, cada 2... Esto iba ya deprisita, pero a mi seguía sin dolerme apenas.




Llegamos y me exploraron "quítate todo y ponte el camisón, estas de 4 cm y te quedas"
¡¡¡Madre mía cómo rompí a llorar!!! Todo lo que no había llorado en la vida lo estaba llorando en la sala de exploración. Yo les decía histérica que no me dolía nada, que lloraba de los nervios y de la emoción, y ellas se reían.

Me bajaron a dilatación, y me enchufaron de todo en vena. Seguía casi sin dolor, y me decía de ponerme la epidural y yo me negaba, decía que se esperasen que esto era soportable.
Me rompieron la bolsa y ahí empezó la fiesta. Vaya contracciones, por el amor de Dios. De un momentico a otro empecé a chillar, a pegarle a la gente, a llorar... ¡Cómo había cambiado todo en un minuto!




A todo esto... Yo quería decirle a mi madre que avisara al Innombrable, pero no sabía como. Sabía que se iba a liar muy gorda y tenía miedo.
En una de estas contracciones se lo dije, "Llámalo, por favor, no quiero ser la culpable de que Diego me recrimine en un futuro que fue mi culpa que él no estuviera" a lo que mi madre empezó a llorar con una crisis de ansiedad diciendome que por favor no le hiciera eso, que era el hombre que había maltratado a su hija durante meses y que no lo iba a llamar. Yo cada vez estaba más agresiva, por lo que al final cedió. En una hora ya había llegado. 
Me pusieron la epidural, y me metieron al paritorio en cuestión de minutos. Había dilatado rapidísima y no me estaba haciendo efecto la analgesia.
Eran las 16:00 cuando entré con mi madre. Al principio hacía los pujos bien, pero la cosa se torció cuando empecé a pensar en lo que estaba pasando en la sala de espera. Me bloqueé. Fuera estaba toda mi familia, mis tíos, primas, hermanos, padre... Y sabía que él iba solo, así que tenía miedo a que se pudiera liar de alguna forma. Era impredecible.
Empecé a ignorar a las matronas y a empujar cuando a mí me daba la gana, empecé a ponerme histérica, a agarrar a todos, a pellizcarles y a maldecir el dolor que tenía. Me dolía mucho, muchísimo, y nada me lo calmaba, solo el no respirar.
De un momento a otro empecé a convulsionar, y las voces iban siendo cada vez mas lejanas. Escuchaba de lejos "¡que se salga la madre, echad a la madre de aquí!" Y veía como mi madre abandonaba el paritorio llorando entre los empujones de los enfermeros. Me desmayé.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero me despertó la salida de Diego. 
¡Qué sensación! Noté algo que no puedo describir, y al segundo me espabiló un llanto, un dulce llanto con el que empezaba mi vida, mi nueva vida, mi mejor vida.
Al minuto me lo trajo mi madre, a la que ya habían dejado pasar. Me lo puso encima y yo no podía dejar de abrazarlo y llorar.




Me subieron a reanimación y me lo enganché al pecho, ¡cómo comía el tío! Pasó lento el tiempo hasta subir a la habitación, en la que estaban todos esperándome, TODOS.

Mi estancia en ese hospital fue de horror, hubo trescientas mil visitas que yo no quería, me tocó una enfermera bastante gilipollas, y las cosas con mi familia no estaban bien después de haber llamado al Innombrable.

Él estuvo una noche, y durmió plácidamente. Yo no podía dormir pensando en lo que sería de mi vida, en que nada tenía sentido en ese momento, que se tenía que haber quedado mi madre a dormir y no él (que lo había decidido yo). No estaba a gusto y no sabía qué iba a ser de mí y sobretodo qué iba a ser de Diego.

Me dieron el alta y poco a poco la cosa con mi familia se fue calmando. Tenían que entender SÍ o SÍ que era mi hijo y que yo tomaba las decisiones, pensando en él, pensando en su futuro, pensando en mí y pensando en nuestro futuro. Eran decisiones difíciles que no le deseo a nadie y en las que está en juego la vida de una personita que no tiene conocimiento ni poder de decisión.

Lo mas grande es que pudo conocer a su bisabuelo, al Diego grande, al maestro, al tuerto, a mi vida, a lo más adorable que tenía antes de Diego.





Y nada, a las semanas el Innombrable ya se había olvidado de él y yo empezaba a coger una rutina, una preciosa rutina.

Diego y yo solos, y que explote el mundo si quiere.